22 de noviembre 2015
En el marco de las protestas magisteriales en contra de la Reforma Educativa los maestros veracruzanos organizados están siendo víctimas de la despiadada y criminal represión que ya ha hecho famoso a César Duarte, el infame gobernador de ese Estado.
En los días previos a la evaluación, el vocero del movimiento, Zenyazen Escobar García, fue amenazado personal y telefónicamente por Vicente Benítez González, titular de la SEP en Veracruz, quien en repetidas ocasiones le dijo, de parte del gobernador, que si los profesores trataban de impedir la aplicación de la reforma, él mismo debería de atenerse a las consecuencias. Similares amenazas recibieron Rubén Espinoza y Nadia Vera, periodista y activista respectivamente, antes de haber sido macabramente asesinados por órdenes del mismo mandatario.
En congruencia con esas amenazas, el pasado 21 de noviembre, durante las protestas magisteriales en contra de la evaluación, el capitán de la Fuerza Civil –policía política de Duarte- intentó detener a Zenyazen en dos ocasiones, diciéndole que lo tenía identificado, que “iba a valer madres” y que “se las iba a pagar”. Sus oficiales propinaron al docente numerosos macanazos y pedradas en la cabeza, mientras desalojaban a los maestros y permitían que un grupo de choque armado con palos y piedras golpeara brutalmente a quienes protestaban.
Estos hechos se dieron en el marco de una movilización magisterial a nivel nacional en contra de la Reforma Educativa. En Hidalgo, los docentes organizados fueron también golpeados por un grupo de choque, compuesto por individuos armados que llegaron en automóviles rotulados con el logotipo del SNTE. En Sinaloa, tres maestros fueron detenidos por policías municipales.
Todo esto pone en evidencia la naturaleza represora del Estado, que impondrá sus reformas a sangre y fuego y que no tiene interés alguno en dialogar ni en encontrar soluciones democráticas a los conflictos. Por el contrario, las amenazas al dirigente veracruzano dejan claro que el Estado está dispuesto a tomar las medidas más brutales con tal de complacer a sus amos, los dueños del capital nacional y trasnacional, principales beneficiarios de las reformas estructurales. En particular, el gobernador César Duarte ha hecho gala del más vil de los cinismos cuando de represión se trata, pues ha amenazado públicamente a los periodistas y se ha burlado sistemáticamente de quienes han sido víctimas de sus actos represivos, como las familias de los masacrados en la colonia Narvarte en agosto pasado. El acoso y el hostigamiento a la libertad de expresión y a cualquier forma de disidencia política en el estado de Veracurz son hechos del dominio público.
Por todo ello, responsabilizamos a César Duarte y al estado mexicano en su conjunto por cualquier cosa que suceda a Zenyazen Escobar y a los miembros del magisterio veracruzano organizado. Denunciamos el carácter represivo del Estado y llamamos a todos los trabajadores a cerrar filas con los docentes que, hoy día, siguen siendo el único gremio capaz de organizar un movimiento que derribe las reformas estructurales.
-
En los días previos a la evaluación, el vocero del movimiento, Zenyazen Escobar García, fue amenazado personal y telefónicamente por Vicente Benítez González, titular de la SEP en Veracruz, quien en repetidas ocasiones le dijo, de parte del gobernador, que si los profesores trataban de impedir la aplicación de la reforma, él mismo debería de atenerse a las consecuencias. Similares amenazas recibieron Rubén Espinoza y Nadia Vera, periodista y activista respectivamente, antes de haber sido macabramente asesinados por órdenes del mismo mandatario.
En congruencia con esas amenazas, el pasado 21 de noviembre, durante las protestas magisteriales en contra de la evaluación, el capitán de la Fuerza Civil –policía política de Duarte- intentó detener a Zenyazen en dos ocasiones, diciéndole que lo tenía identificado, que “iba a valer madres” y que “se las iba a pagar”. Sus oficiales propinaron al docente numerosos macanazos y pedradas en la cabeza, mientras desalojaban a los maestros y permitían que un grupo de choque armado con palos y piedras golpeara brutalmente a quienes protestaban.
Estos hechos se dieron en el marco de una movilización magisterial a nivel nacional en contra de la Reforma Educativa. En Hidalgo, los docentes organizados fueron también golpeados por un grupo de choque, compuesto por individuos armados que llegaron en automóviles rotulados con el logotipo del SNTE. En Sinaloa, tres maestros fueron detenidos por policías municipales.
Todo esto pone en evidencia la naturaleza represora del Estado, que impondrá sus reformas a sangre y fuego y que no tiene interés alguno en dialogar ni en encontrar soluciones democráticas a los conflictos. Por el contrario, las amenazas al dirigente veracruzano dejan claro que el Estado está dispuesto a tomar las medidas más brutales con tal de complacer a sus amos, los dueños del capital nacional y trasnacional, principales beneficiarios de las reformas estructurales. En particular, el gobernador César Duarte ha hecho gala del más vil de los cinismos cuando de represión se trata, pues ha amenazado públicamente a los periodistas y se ha burlado sistemáticamente de quienes han sido víctimas de sus actos represivos, como las familias de los masacrados en la colonia Narvarte en agosto pasado. El acoso y el hostigamiento a la libertad de expresión y a cualquier forma de disidencia política en el estado de Veracurz son hechos del dominio público.
Por todo ello, responsabilizamos a César Duarte y al estado mexicano en su conjunto por cualquier cosa que suceda a Zenyazen Escobar y a los miembros del magisterio veracruzano organizado. Denunciamos el carácter represivo del Estado y llamamos a todos los trabajadores a cerrar filas con los docentes que, hoy día, siguen siendo el único gremio capaz de organizar un movimiento que derribe las reformas estructurales.
-