OBRERO PETROLERO, LA VICTORIA ES POSIBLE
"Instrúyanse, porque tendremos necesidad de toda vuestra inteligencia.
Agítense, porque tendremos necesidad de todo vuestro entusiasmo.
Organícense, porque tendremos necesidad de toda vuestra fuerza".
Antonio Gramsci.
Agítense, porque tendremos necesidad de todo vuestro entusiasmo.
Organícense, porque tendremos necesidad de toda vuestra fuerza".
Antonio Gramsci.
La
fuerza
La burguesía le ha declarado la guerra a los trabajadores petroleros. En esta guerra se juega lo único que tienen: su trabajo y sus derechos laborales, en otras palabras, sus medios para vivir. Tendrán que luchar como nunca antes lo han hecho si no quieren tener el mismo destino que los 44 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas que fueron echados a la calle en 2009. La burguesía espera que los obreros del crudo simplemente empaquen las maletas y vayan tranquilos a casa; pero eso no puede y no debe ser así.
Estos asquerosos burgueses quizás no la tengan tan fácil. En su famoso libro Sobre la guerra, el teórico prusiano Carl Von Clausewitz definía la guerra como “la continuación de la política por otros medios”; en el sentido inverso, la política es una guerra pero realizada por otros medios no militares. En esta guerra de clases sociales los obreros petroleros podrían convertirse en un poderoso batallón pesado con una capacidad de combate imparable, y es que su fuerza reside en su posición estratégica en la economía capitalista: pueden detener la producción petrolera, la principal fuente de energía que moviliza toda la producción del país. Una hora de huelga en las refinerías y pozos petroleros de Pemex se traduciría en millones de dólares en pérdidas para el Estado y la burguesía, que inmediatamente generaría una crisis en los precios del crudo a nivel mundial. Esto es fuerza o poder social, los obreros petroleros la tienen, en grandes cantidades.
Este es el más profundo miedo de la clase gobernante del país: que los trabajadores industriales de los sectores estratégicos de la economía (electricistas, petroleros, metalúrgicos, automotrices…) tomen consciencia de la fuerza social que poseen y la pongan en acción y que, de esta forma, se conviertan en el poderoso ariete de lucha de toda la clase obrera y en la punta de lanza de un movimiento imparable de todos los que día con día sufren la opresión, la explotación y la miseria.
La organización
I. Estructura
Pero, como aquí se ha señalado, no basta simplemente con tener fuerza social, es indispensable ponerla en acción. Aún el más pacifista aceptará que en toda guerra el ejército que no usa su armamento invariablemente será derrotado. Sorprendentemente, estos casos de pacifismo suicida ocurren con terrible regularidad en las luchas de los trabajadores. Por ejemplo, en 2009, cuando el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa decretó la extinción de la compañía paraestatal Luz y Fuerza del Centro, los trabajadores del SME, dirigidos por el infame y traidor Martín Esparza, jamás ocuparon las plantas para estallar la huelga. Lentamente, pero con seguridad, los trabajadores electricistas se encaminaron al desgaste y a la derrota y pronto, miles de ellos aceptaron las ridículas liquidaciones que les ofreció el Gobierno Federal. Hoy en día no es raro encontrar algunos ex-electricistas vendiendo dulces y baratijas para alimentar a sus familias. Los trabajadores petroleros no deben cometer el mismo error, deben de accionar con toda su fuerza en el momento oportuno, deben preparar una contundente huelga en todas las instalaciones estratégicas de Pemex.
Para accionar su fuerza social es necesario que los trabajadores petroleros construyan una verdadera organización de combate. El actual “sindicato petrolero” no es una organización obrera, es la primera línea de contención que utilizará el gobierno para imponer los despidos masivos y la eliminación de derechos laborales. Carlos Romero Deschamps y su infantería de matones, como Carlos Hernández Garizurieta, líder de la sección 15 del STPRM, intentarán por todos los medios frenar la verdadera organización de la base petrolera. Enriquecidos con negocios corruptos y oscuros, premiados con diputaciones, senadurías y gubernaturas estatales, jamás se opondrán a los intereses de sus verdaderos patrones que despachan desde Los Pinos, las oficinas del PRI y de la COPARMEX. Los trabajadores petroleros deben desconfiar en todo momento de los engañosos cantos de sirena de estos siniestros charros que han mantenido el poder gracias a la violencia, el clientelismo y la mentira. Igualmente que su homólogo, Juan Díaz de la Torre, actual líder charro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Romero Deschamps se prepara para entregar el futuro de miles de trabajadores del crudo en bandeja de plata.
Por estas razones, es indispensable que en cada centro laboral los trabajadores construyan Comités Obreros de Base (COBAS) que operen como una estructura sindical paralela al sindicato charro. Estos comités deben organizarse por medio de asambleas democráticas de toda la base, en donde cada uno de los trabajadores pueda opinar y decidir libre y colectivamente sobre el rumbo de la lucha. En estas asambleas deben elegirse democráticamente a los más decididos, combativos y confiables para desempeñar tareas de organización, dirección y vinculación con los comités de otros centros laborales. Estos representantes deben ser rotativos y revocables en el momento en que la asamblea de base del comité considere necesario; no se debe permitir, bajo ninguna circunstancia, el empoderamiento de un compañero que pueda ser cooptado por el charrismo del STPRM. Será conveniente, además, estructurar una Asamblea General Representativa (AGR) de todos los representantes de los Comités Obreros de Base para organizar la estrategia y las tácticas de la lucha decididas por todos los trabajadores. Por último, será necesario constituir un Comité Ejecutivo de huelga hiper-democrático, conformado por muchos compañeros elegidos desde la base para que, como su nombre lo indica, ejecute las decisiones de la Asamblea General Representativa y los Comités de Base que la constituyen; debe quedar muy claro que el Comité Ejecutivo no puede, bajo ningún pretexto, sustituir la capacidad de decisión de la Asamblea General y de los Comités de Base. Esta es, en resumen, una propuesta para la estructura democrática del regimiento de los trabajadores petroleros, que pondrá en acción su poder, su inteligencia y su imaginación.
II. Comisiones operativas
a) Finanzas: es urgente que cada Comité de Base consolide una comisión para recaudar y concentrar fondos aportados por la base petrolera. El dinero será indispensable para financiar propaganda, carteles y mantas y, de estallar la huelga, imprescindible para comparar alimentos, agua y otros materiales que son necesarios para el desempeño de la lucha. Cuando exista una estructura sólida y reconocida, la Asamblea General Representativa y los Comités de Base empezarán a recibir apoyo económico de otros sindicatos, estudiantes y organizaciones sociales. También, como parte de esta comisión, será necesario crear brigadas para salir a la calle a solicitar fondos.
b) Seguridad: en todas las luchas recientes, de trabajadores, de campesinos o de estudiantes, el Estado ha lanzado ferozmente a sus fuerzas para aplastar los movimientos. Los trabajadores no pueden ir desprevenidos a la lucha. Cada Comité Obrero de Base debe conformar una comisión de seguridad muy nutrida con una considerable participación de trabajadores. Además, deben de hacerse con los materiales necesarios ante posibles ataques policíacos y charriles. Los compañeros que se unan a la comisión de seguridad deben ser disciplinados, responsables y decididos. La comisión debe tener también un comandante elegido democráticamente en la asamblea del Comité, el cual se deberá encargar de mantener la disciplina en caso de peligro, infundiendo confianza y tomando decisiones al calor de la lucha. En el aspecto general, esta comisión debe vincularse con las comisiones de otros Comités de Base para organizar una Comisión Central de Seguridad de todo el movimiento.
c) Prensa y propaganda: esta comisión es de vital importancia. Todo trabajador petrolero debe convertirse en un entusiasta propagandista del movimiento. Es necesario que esta comisión redacte volantes, diseñe carteles, escriba artículos, realice programas de audio y video para subir contenidos a las redes sociales y escriba comunicados para los medios de comunicación masivos. La burguesía, dueña de los grandes medios de comunicación (radio y televisión), intentará desprestigiar el movimiento por medio de engaños y noticias sensacionalistas: es importante que el movimiento petrolero contrarreste la campaña mediática de los poderes fácticos con toda su energía.
d) Brigadas políticas: esta comisión tiene un carácter estratégico, es, quizás, la más importante de todas. Grandes brigadas conformadas de obreros petroleros deben salir sistemáticamente a las calles a ganar el apoyo de otros sectores, principalmente de sindicatos y trabajadores no sindicalizados, pero también de estudiantes y campesinos. Estas brigadas tendrán por objetivo extender la lucha del movimiento petrolero a otros sectores estratégicos de la clase obrera: electricistas, profesores, estibadores, telefonistas. Una huelga que se inicie en las instalaciones petroleras pero que se extienda a las plantas eléctricas de CFE sería prácticamente invencible.
Seguramente serán necesarias otras comisiones para el mejor desempeño del movimiento, imaginarlas y crearlas será tarea de cada uno de los trabajadores.
La estrategia
La estrategia se refiere a la conducción del conjunto de la lucha. Definir una estrategia requiere del conocimiento exacto de los intereses, de las fuerzas, de las carencias y de las fortalezas de los organismos que entran en una contienda. A primera vista parece sencillo, pero no lo es. Los trabajadores se enfrentan a un sinfín de mecanismos que funcionan permanentemente para impedir que diseñen una estrategia que les permita desplegar su potencia de fuego.
En primer lugar, los obreros no deben hacerse ninguna ilusión en los mecanismos legales para su defensa: porque son insuficientes o ya de plano, no sirven para nada. La actual embestida privatizadora, que amenaza el futuro de los trabajadores petroleros y sus familias, es una embestida concertada entre los imperialistas, la clase patronal nacional, los partidos políticos y el Estado mexicano. Dueña indiscutible de las cortes, los jueces, los tribunales, las cárceles, las corporaciones policíacas y militares y en resumen, de la ley, la clase patronal se cae de risa cuando los trabajadores entregan sus voluminosos amparos colectivos. Una estrategia concentrada en amparos y demandas está condenada al fracaso: los profesores de la CNTE, los trabajadores del SME y los mineros metalúrgicos son la prueba indiscutible de este hecho. Es importante tener un cuerpo de abogados, que ponga en términos claros para todos los trabajadores y sus simpatizantes los vericuetos legales con los que la burguesía y el Estado siempre intentan engañarlos y, también, para brindar asesoría en caso de detenciones policiales. Pero sólo los ignorantes, los traidores en potencia y los oportunistas que intentan usar a los trabajadores para fines ajenos sus intereses, pueden afirmar que la lucha jurídica es una estrategia viable.
En los siguientes meses, los partidos patronales, en especial el PRD, el PT y MORENA, buscarán por todos los medios arrastrar a los trabajadores, en especial a los que se encuentren en lucha, a la farsa electoral. Si la “estrategia” legal es un fracaso anunciado, una “estrategia” electoral es un suicidio: es la alianza con el enemigo de clase. Esta alianza consiste, básicamente, en que los trabajadores sean usados –voluntariamente– como carne de cañón por los caudillos populistas. Esta falsa estrategia es la vieja política priísta disfrazada con ropa nueva. Los trabajadores petroleros deben saber que Andrés Manuel López Obrador y sus camaradas del partido al que perteneció por más de veinte años, el PRD, son, como Enrique Peña y Felipe Calderón, defensores acérrimos de la burguesía. Ahí donde el PRD ha gobernado la sangre obrera y estudiantil ha corrido a raudales. Ya en los primeros años del perredismo, Cuauhtémoc Cárdenas, entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México, no escatimó esfuerzos para aplastar a los huelguistas de la UNAM que sostuvieron una dura huelga en defensa de la educación pública y gratuita en 1999; siete años más tarde, en el estado de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel, nieto del general Lázaro Cárdenas del Río, no dudó un segundo en coordinar las fuerzas de la Armada, de la Policía Federal y de la Policía Estatal, para reprimir la huelga estallada, en 2006, por los perseverantes metalúrgicos de la sección 271 del puerto de Lázaro Cárdenas, en la que dos obreros murieron rematados a tiros; en el mismo año, los diputados perredistas de la Asamblea Legislativa del estado de Oaxaca solicitaron la entrada de la infame Policía Federal para desmantelar el combativo movimiento magisterial sostenido por la rebelde Sección XXII de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación; y por último, no hay que olvidarlo, fueron José Luis Abarca González y Ángel Aguirre, ambos militantes del PRD y camaradas de López Obrador, quienes ordenaron la masacre, el secuestro y el asesinato de los 43 estudiantes normalistas de la Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero. Hoy día MORENA intenta presentarse como una nueva fuerza democrática ante los ojos de los trabajadores, pero sólo un rematado imbécil puede creer que con sólo cambiar de partido se pueden lavar las manos manchadas de sangre obrera que tienen estas ratas que abandonaron el barco a la deriva en que se ha convertido el PRD.
Lo que los obreros petroleros necesitan para triunfar es una estrategia de clase. Esta estrategia consiste en la confianza en la propia fuerza de la clase obrera, en la capacidad de combate de las organizaciones que puede construir, en la crítica irreconciliable a las políticas de rapiña de la burguesía y su régimen, en la férrea lucha en defensa de su independencia política frente a los partidos y caudillos de la clase patronal, en la capacidad para extender las luchas de gremios concretos (como el petrolero, el minero o el magisterial) en una lucha de toda la clase obrera unida y, por último, en la posibilidad totalmente realista de que la clase obrera aglutine en su entorno a todos los sectores que han sido golpeados por las políticas hambreadoras de los gobiernos de los últimos treinta años.
En definitiva, los petroleros deben trabajar por generar núcleos organizados en todos los centros laborales de Pemex que, a corto plazo, se conviertan en los Comités Obreros de Base que constituyan una Asamblea General Representativa que organice todos los detalles para estallar paros coordinados y una huelga en toda la paraestatal. Conseguido esto, el movimiento petrolero se volvería un polo de atracción irresistible para el grueso de los trabajadores, que verían en él a la vanguardia de toda la clase. El movimiento petrolero necesariamente tendría que buscar extender su lucha a los sectores también estratégicos de la energía eléctrica; los trabajadores electricistas son aliados naturales e inmediatos de los obreros petroleros. Una huelga conjunta entre trabajadores electricistas y petroleros colocaría al régimen contra la pared, y si a eso se le suman los enérgicos y combativos profesores de la CNTE, que aportarían enormes efectivos para sostener las huelgas, la victoria estaría más que asegurada. En estados costeros e industriales como Veracruz y Michoacán, esta estrategia es totalmente plausible y habría que agregar a los trabajadores estibadores que cargan y descargan los gigantescos barcos que atracan en los puertos.
Trabajadores petroleros, no esperen a que sea demasiado tarde, la amenaza se cierne sobre sus cabezas como una espada preparada para destruirlos; basta voltear a ver el esfuerzo que despliegan los profesores para defender su empleo, pero ellos no tienen ninguna fábrica ni taller que detener, por eso es que sólo pueden salir a las calles y cerrar avenidas, pero ustedes tienen fuerza y unidos a otros trabajadores pueden ganar. Esperar demasiado es perder tiempo valioso. Con seguridad se arrepentirán de no actuar de inmediato. Finalmente, no es necesario decírselos, es el futuro de ustedes y el de sus familias el que está en peligro. Ya en el pasado, los obreros petroleros acaudillaron al grueso de la clase obrera, participaron en imponentes huelgas generales y le enseñaron al mundo que, igual que los campesinos que combatieron en la Revolución Mexicana, los obreros estaban preparados para hacerse sentir con sonora fuerza. Su momento ha llegado, es ahora o nunca. Estamos convencidos de que en cada obrero petrolero hay un temible guerrero. Es la media noche para los trabajadores del mundo, de su valentía y su esfuerzo depende convertir esta fría noche en un cálido amanecer.
La burguesía le ha declarado la guerra a los trabajadores petroleros. En esta guerra se juega lo único que tienen: su trabajo y sus derechos laborales, en otras palabras, sus medios para vivir. Tendrán que luchar como nunca antes lo han hecho si no quieren tener el mismo destino que los 44 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas que fueron echados a la calle en 2009. La burguesía espera que los obreros del crudo simplemente empaquen las maletas y vayan tranquilos a casa; pero eso no puede y no debe ser así.
Estos asquerosos burgueses quizás no la tengan tan fácil. En su famoso libro Sobre la guerra, el teórico prusiano Carl Von Clausewitz definía la guerra como “la continuación de la política por otros medios”; en el sentido inverso, la política es una guerra pero realizada por otros medios no militares. En esta guerra de clases sociales los obreros petroleros podrían convertirse en un poderoso batallón pesado con una capacidad de combate imparable, y es que su fuerza reside en su posición estratégica en la economía capitalista: pueden detener la producción petrolera, la principal fuente de energía que moviliza toda la producción del país. Una hora de huelga en las refinerías y pozos petroleros de Pemex se traduciría en millones de dólares en pérdidas para el Estado y la burguesía, que inmediatamente generaría una crisis en los precios del crudo a nivel mundial. Esto es fuerza o poder social, los obreros petroleros la tienen, en grandes cantidades.
Este es el más profundo miedo de la clase gobernante del país: que los trabajadores industriales de los sectores estratégicos de la economía (electricistas, petroleros, metalúrgicos, automotrices…) tomen consciencia de la fuerza social que poseen y la pongan en acción y que, de esta forma, se conviertan en el poderoso ariete de lucha de toda la clase obrera y en la punta de lanza de un movimiento imparable de todos los que día con día sufren la opresión, la explotación y la miseria.
La organización
I. Estructura
Pero, como aquí se ha señalado, no basta simplemente con tener fuerza social, es indispensable ponerla en acción. Aún el más pacifista aceptará que en toda guerra el ejército que no usa su armamento invariablemente será derrotado. Sorprendentemente, estos casos de pacifismo suicida ocurren con terrible regularidad en las luchas de los trabajadores. Por ejemplo, en 2009, cuando el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa decretó la extinción de la compañía paraestatal Luz y Fuerza del Centro, los trabajadores del SME, dirigidos por el infame y traidor Martín Esparza, jamás ocuparon las plantas para estallar la huelga. Lentamente, pero con seguridad, los trabajadores electricistas se encaminaron al desgaste y a la derrota y pronto, miles de ellos aceptaron las ridículas liquidaciones que les ofreció el Gobierno Federal. Hoy en día no es raro encontrar algunos ex-electricistas vendiendo dulces y baratijas para alimentar a sus familias. Los trabajadores petroleros no deben cometer el mismo error, deben de accionar con toda su fuerza en el momento oportuno, deben preparar una contundente huelga en todas las instalaciones estratégicas de Pemex.
Para accionar su fuerza social es necesario que los trabajadores petroleros construyan una verdadera organización de combate. El actual “sindicato petrolero” no es una organización obrera, es la primera línea de contención que utilizará el gobierno para imponer los despidos masivos y la eliminación de derechos laborales. Carlos Romero Deschamps y su infantería de matones, como Carlos Hernández Garizurieta, líder de la sección 15 del STPRM, intentarán por todos los medios frenar la verdadera organización de la base petrolera. Enriquecidos con negocios corruptos y oscuros, premiados con diputaciones, senadurías y gubernaturas estatales, jamás se opondrán a los intereses de sus verdaderos patrones que despachan desde Los Pinos, las oficinas del PRI y de la COPARMEX. Los trabajadores petroleros deben desconfiar en todo momento de los engañosos cantos de sirena de estos siniestros charros que han mantenido el poder gracias a la violencia, el clientelismo y la mentira. Igualmente que su homólogo, Juan Díaz de la Torre, actual líder charro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Romero Deschamps se prepara para entregar el futuro de miles de trabajadores del crudo en bandeja de plata.
Por estas razones, es indispensable que en cada centro laboral los trabajadores construyan Comités Obreros de Base (COBAS) que operen como una estructura sindical paralela al sindicato charro. Estos comités deben organizarse por medio de asambleas democráticas de toda la base, en donde cada uno de los trabajadores pueda opinar y decidir libre y colectivamente sobre el rumbo de la lucha. En estas asambleas deben elegirse democráticamente a los más decididos, combativos y confiables para desempeñar tareas de organización, dirección y vinculación con los comités de otros centros laborales. Estos representantes deben ser rotativos y revocables en el momento en que la asamblea de base del comité considere necesario; no se debe permitir, bajo ninguna circunstancia, el empoderamiento de un compañero que pueda ser cooptado por el charrismo del STPRM. Será conveniente, además, estructurar una Asamblea General Representativa (AGR) de todos los representantes de los Comités Obreros de Base para organizar la estrategia y las tácticas de la lucha decididas por todos los trabajadores. Por último, será necesario constituir un Comité Ejecutivo de huelga hiper-democrático, conformado por muchos compañeros elegidos desde la base para que, como su nombre lo indica, ejecute las decisiones de la Asamblea General Representativa y los Comités de Base que la constituyen; debe quedar muy claro que el Comité Ejecutivo no puede, bajo ningún pretexto, sustituir la capacidad de decisión de la Asamblea General y de los Comités de Base. Esta es, en resumen, una propuesta para la estructura democrática del regimiento de los trabajadores petroleros, que pondrá en acción su poder, su inteligencia y su imaginación.
II. Comisiones operativas
a) Finanzas: es urgente que cada Comité de Base consolide una comisión para recaudar y concentrar fondos aportados por la base petrolera. El dinero será indispensable para financiar propaganda, carteles y mantas y, de estallar la huelga, imprescindible para comparar alimentos, agua y otros materiales que son necesarios para el desempeño de la lucha. Cuando exista una estructura sólida y reconocida, la Asamblea General Representativa y los Comités de Base empezarán a recibir apoyo económico de otros sindicatos, estudiantes y organizaciones sociales. También, como parte de esta comisión, será necesario crear brigadas para salir a la calle a solicitar fondos.
b) Seguridad: en todas las luchas recientes, de trabajadores, de campesinos o de estudiantes, el Estado ha lanzado ferozmente a sus fuerzas para aplastar los movimientos. Los trabajadores no pueden ir desprevenidos a la lucha. Cada Comité Obrero de Base debe conformar una comisión de seguridad muy nutrida con una considerable participación de trabajadores. Además, deben de hacerse con los materiales necesarios ante posibles ataques policíacos y charriles. Los compañeros que se unan a la comisión de seguridad deben ser disciplinados, responsables y decididos. La comisión debe tener también un comandante elegido democráticamente en la asamblea del Comité, el cual se deberá encargar de mantener la disciplina en caso de peligro, infundiendo confianza y tomando decisiones al calor de la lucha. En el aspecto general, esta comisión debe vincularse con las comisiones de otros Comités de Base para organizar una Comisión Central de Seguridad de todo el movimiento.
c) Prensa y propaganda: esta comisión es de vital importancia. Todo trabajador petrolero debe convertirse en un entusiasta propagandista del movimiento. Es necesario que esta comisión redacte volantes, diseñe carteles, escriba artículos, realice programas de audio y video para subir contenidos a las redes sociales y escriba comunicados para los medios de comunicación masivos. La burguesía, dueña de los grandes medios de comunicación (radio y televisión), intentará desprestigiar el movimiento por medio de engaños y noticias sensacionalistas: es importante que el movimiento petrolero contrarreste la campaña mediática de los poderes fácticos con toda su energía.
d) Brigadas políticas: esta comisión tiene un carácter estratégico, es, quizás, la más importante de todas. Grandes brigadas conformadas de obreros petroleros deben salir sistemáticamente a las calles a ganar el apoyo de otros sectores, principalmente de sindicatos y trabajadores no sindicalizados, pero también de estudiantes y campesinos. Estas brigadas tendrán por objetivo extender la lucha del movimiento petrolero a otros sectores estratégicos de la clase obrera: electricistas, profesores, estibadores, telefonistas. Una huelga que se inicie en las instalaciones petroleras pero que se extienda a las plantas eléctricas de CFE sería prácticamente invencible.
Seguramente serán necesarias otras comisiones para el mejor desempeño del movimiento, imaginarlas y crearlas será tarea de cada uno de los trabajadores.
La estrategia
La estrategia se refiere a la conducción del conjunto de la lucha. Definir una estrategia requiere del conocimiento exacto de los intereses, de las fuerzas, de las carencias y de las fortalezas de los organismos que entran en una contienda. A primera vista parece sencillo, pero no lo es. Los trabajadores se enfrentan a un sinfín de mecanismos que funcionan permanentemente para impedir que diseñen una estrategia que les permita desplegar su potencia de fuego.
En primer lugar, los obreros no deben hacerse ninguna ilusión en los mecanismos legales para su defensa: porque son insuficientes o ya de plano, no sirven para nada. La actual embestida privatizadora, que amenaza el futuro de los trabajadores petroleros y sus familias, es una embestida concertada entre los imperialistas, la clase patronal nacional, los partidos políticos y el Estado mexicano. Dueña indiscutible de las cortes, los jueces, los tribunales, las cárceles, las corporaciones policíacas y militares y en resumen, de la ley, la clase patronal se cae de risa cuando los trabajadores entregan sus voluminosos amparos colectivos. Una estrategia concentrada en amparos y demandas está condenada al fracaso: los profesores de la CNTE, los trabajadores del SME y los mineros metalúrgicos son la prueba indiscutible de este hecho. Es importante tener un cuerpo de abogados, que ponga en términos claros para todos los trabajadores y sus simpatizantes los vericuetos legales con los que la burguesía y el Estado siempre intentan engañarlos y, también, para brindar asesoría en caso de detenciones policiales. Pero sólo los ignorantes, los traidores en potencia y los oportunistas que intentan usar a los trabajadores para fines ajenos sus intereses, pueden afirmar que la lucha jurídica es una estrategia viable.
En los siguientes meses, los partidos patronales, en especial el PRD, el PT y MORENA, buscarán por todos los medios arrastrar a los trabajadores, en especial a los que se encuentren en lucha, a la farsa electoral. Si la “estrategia” legal es un fracaso anunciado, una “estrategia” electoral es un suicidio: es la alianza con el enemigo de clase. Esta alianza consiste, básicamente, en que los trabajadores sean usados –voluntariamente– como carne de cañón por los caudillos populistas. Esta falsa estrategia es la vieja política priísta disfrazada con ropa nueva. Los trabajadores petroleros deben saber que Andrés Manuel López Obrador y sus camaradas del partido al que perteneció por más de veinte años, el PRD, son, como Enrique Peña y Felipe Calderón, defensores acérrimos de la burguesía. Ahí donde el PRD ha gobernado la sangre obrera y estudiantil ha corrido a raudales. Ya en los primeros años del perredismo, Cuauhtémoc Cárdenas, entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México, no escatimó esfuerzos para aplastar a los huelguistas de la UNAM que sostuvieron una dura huelga en defensa de la educación pública y gratuita en 1999; siete años más tarde, en el estado de Michoacán, Lázaro Cárdenas Batel, nieto del general Lázaro Cárdenas del Río, no dudó un segundo en coordinar las fuerzas de la Armada, de la Policía Federal y de la Policía Estatal, para reprimir la huelga estallada, en 2006, por los perseverantes metalúrgicos de la sección 271 del puerto de Lázaro Cárdenas, en la que dos obreros murieron rematados a tiros; en el mismo año, los diputados perredistas de la Asamblea Legislativa del estado de Oaxaca solicitaron la entrada de la infame Policía Federal para desmantelar el combativo movimiento magisterial sostenido por la rebelde Sección XXII de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación; y por último, no hay que olvidarlo, fueron José Luis Abarca González y Ángel Aguirre, ambos militantes del PRD y camaradas de López Obrador, quienes ordenaron la masacre, el secuestro y el asesinato de los 43 estudiantes normalistas de la Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero. Hoy día MORENA intenta presentarse como una nueva fuerza democrática ante los ojos de los trabajadores, pero sólo un rematado imbécil puede creer que con sólo cambiar de partido se pueden lavar las manos manchadas de sangre obrera que tienen estas ratas que abandonaron el barco a la deriva en que se ha convertido el PRD.
Lo que los obreros petroleros necesitan para triunfar es una estrategia de clase. Esta estrategia consiste en la confianza en la propia fuerza de la clase obrera, en la capacidad de combate de las organizaciones que puede construir, en la crítica irreconciliable a las políticas de rapiña de la burguesía y su régimen, en la férrea lucha en defensa de su independencia política frente a los partidos y caudillos de la clase patronal, en la capacidad para extender las luchas de gremios concretos (como el petrolero, el minero o el magisterial) en una lucha de toda la clase obrera unida y, por último, en la posibilidad totalmente realista de que la clase obrera aglutine en su entorno a todos los sectores que han sido golpeados por las políticas hambreadoras de los gobiernos de los últimos treinta años.
En definitiva, los petroleros deben trabajar por generar núcleos organizados en todos los centros laborales de Pemex que, a corto plazo, se conviertan en los Comités Obreros de Base que constituyan una Asamblea General Representativa que organice todos los detalles para estallar paros coordinados y una huelga en toda la paraestatal. Conseguido esto, el movimiento petrolero se volvería un polo de atracción irresistible para el grueso de los trabajadores, que verían en él a la vanguardia de toda la clase. El movimiento petrolero necesariamente tendría que buscar extender su lucha a los sectores también estratégicos de la energía eléctrica; los trabajadores electricistas son aliados naturales e inmediatos de los obreros petroleros. Una huelga conjunta entre trabajadores electricistas y petroleros colocaría al régimen contra la pared, y si a eso se le suman los enérgicos y combativos profesores de la CNTE, que aportarían enormes efectivos para sostener las huelgas, la victoria estaría más que asegurada. En estados costeros e industriales como Veracruz y Michoacán, esta estrategia es totalmente plausible y habría que agregar a los trabajadores estibadores que cargan y descargan los gigantescos barcos que atracan en los puertos.
Trabajadores petroleros, no esperen a que sea demasiado tarde, la amenaza se cierne sobre sus cabezas como una espada preparada para destruirlos; basta voltear a ver el esfuerzo que despliegan los profesores para defender su empleo, pero ellos no tienen ninguna fábrica ni taller que detener, por eso es que sólo pueden salir a las calles y cerrar avenidas, pero ustedes tienen fuerza y unidos a otros trabajadores pueden ganar. Esperar demasiado es perder tiempo valioso. Con seguridad se arrepentirán de no actuar de inmediato. Finalmente, no es necesario decírselos, es el futuro de ustedes y el de sus familias el que está en peligro. Ya en el pasado, los obreros petroleros acaudillaron al grueso de la clase obrera, participaron en imponentes huelgas generales y le enseñaron al mundo que, igual que los campesinos que combatieron en la Revolución Mexicana, los obreros estaban preparados para hacerse sentir con sonora fuerza. Su momento ha llegado, es ahora o nunca. Estamos convencidos de que en cada obrero petrolero hay un temible guerrero. Es la media noche para los trabajadores del mundo, de su valentía y su esfuerzo depende convertir esta fría noche en un cálido amanecer.
_
_
_