LA CNTE NO DEBE SER DERROTADA
Una estategia de clase para ganar en la guerra de clases
Una estategia de clase para ganar en la guerra de clases
julio-2016
En estos días se juega en manos del magisterio, la suerte de toda la clase: si los maestros son derrotados, no habrá ya fuerza obrera organizada que pueda seguir resistiendo la imposición de las reformas estructurales. Es momento de que el magisterio agrupado en torno a la CNTE saque de la historia reciente todas las lecciones y las convierta en política. Lo que esas lecciones le enseñan es que su tamaño y su capacidad organizativa no pueden seguir usándose para su propio desgaste bajo la táctica negociadora. Tampoco deben convertirlo en la cantera de votos de quienes prometen una salida electoral al problema de las reformas. Por el contrario, la exigencia histórica a la CNTE es la extensión del movimiento a todos los sectores posibles, la construcción de una huelga nacional del sector educativo y, con base en ella, de un gigantesco movimiento de trabajadores que pueda verdaderamente frenar los planes reformistas del Estado.
Contra las ilusiones en la “negociación”, contra la burocratización seccional y contra el gremialismo sindical
Los hechos del pasado 19 de junio muestran con toda claridad una cosa: que el Estado quiere liquidar a la CNTE política y físicamente, matando y encarcelando a quien sea necesario. Eso quiere decir que el Estado ha cambiado la dinámica de la lucha de clases y que, si antes era posible arrancarle a través de la lucha algunos derechos y concesiones, hoy en día esto es imposible. Si el corporativismo mexicano ocupaba zanahorias y garrotes, las zanahorias ya se acabaron. Eso es, a fin de cuentas, la crisis capitalista. Los empresarios que ordenaron la Reforma Educativa no están dispuestos a posponerla un segundo más porque no están dispuestos a perder un solo centavo. Antes podían darse ese lujo; hoy la realidad es distinta. Este es el fin de un largo ciclo en el cual la dominación de clases permitía la concesión de algunos derechos a cambio de obediencia política. Hoy la obediencia política es el único lado de la ecuación y la respaldan los rifles R-15 que el 19 de junio asesinaron a diez personas en Oaxaca.
Durante más de treinta largos años la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sobre todo sus secciones más sólidas, Chiapas, Michoacán, Guerrero y Oaxaca han conducido sus luchas bajo la premisa movilización-negociación-movilización. Con esta fórmula sindicalista los trabajadores de la educación lograron algunas ventajas temporales que ahora se desvanecen entre sus manos. Pero la “estrategia” negociadora pertenece al pasado, ya ha sido enterrada y quienes la han sepultado son las élites dominantes que han aprobado las Reformas Estructurales, las cuales no están dispuestas a negociar. Desde 2013 que fueron aprobadas el grueso de las reformas, las élites gobernantes han afirmado en las palabras y en los hechos que no habrá tregua.
Esta intransigencia en la imposición de las Reformas Estructurales obedece a un ciclo concreto del capitalismo por el que atraviesa la economía mundial: los mercados de consumo se estrechan, la tasa de ganancia disminuye y el endeudamiento de los estados nacionales crece. Por un lado, estas condiciones económicas obligan al capital a tomar medidas drásticas para bajar los salarios de la clase obrera, los cuales sólo pueden reducirse aumentando el ejército de desempleados. Es por esto que tanto la Reforma Laboral como la Reforma Educativa plantean fáciles mecanismos para despedir a miles de trabajadores. Por otro lado, impone la privatización de las industrias estatales y de las instituciones de seguridad social, de esta forma las áreas de energía, educación y salud se abren a la inversión de capital privado. La Reforma Educativa es un doble negocio: reducirá los salarios de todos los trabajadores en su conjunto y convertirá la educación en un gran negocio privado. Si entendemos esto, entendemos también que las mesas de negociación instauradas por el gobierno después de los enfrentamientos en Oaxaca son una ilusión, un engaño para niños, una sucia táctica para enfriar los ánimos, bajar la marea y la moral de los combatientes, para que sea el tiempo y no el fuego lo que desgaste las barricadas. Los días pasan y los maestros siguen sin cobrar sus sueldos, las cuentas de la Coordinadora siguen cerradas. La negociación tiene el único y exclusivo objetivo de preparar el escenario para una nueva entrada de la correlación de fuerzas que le permitirá al Estado un triunfo seguro. Lo que medie entre el 19 de junio y el fin de las negociaciones será una parodia de lo que medió entre el 2 y el 25 de noviembre de 2006, pero con resultados mucho más trágicos. En esta ocasión, están en juego la supervivencia misma de la CNTE y la vida de muchos de sus agremiados.
Es entonces inaceptable que la dirigencia de la CNTE crea que se puede presionar a los políticos burgueses para que negocien. Es necesario arrojar por la borda la “estrategia” movilización-negociación-movilización porque siembra la confusión y el desgaste que inevitablemente conducen a la derrota. De hecho, el Estado ya lo hizo, sólo la dirigencia sigue creyendo en su existencia. Esta es una lucha frontal contra la clase capitalista y su Estado represivo, por lo tanto, no hay lugar para el diálogo o la negociación, ellos no lo quieren y lo demostraron el 19 de junio. Lo que hay que hacer es imponer la voluntad del pueblo obrero. Hay que buscar y organizar las fuerzas necesarias para echar abajo las Reformas Estructurales.
Uno de los peores males que ha heredado la “estrategia” negociadora es la burocratización de las secciones sindicales democráticas. Los miembros actuales de la dirección del magisterio democrático no han sido elegidos por su audacia en la lucha o por su capacidad intelectual, sino por negociaciones y acuerdos entre los grupos al interior de la CNTE que se disputan los cargos y las ventajas que conllevan. Estos dirigentes están completamente incapacitados para dirigir cualquier lucha. Es importante señalar que sin una dirección combativa y con un plan de acción claro es imposible triunfar en esta batalla. Es necesario, es urgente, terminar con esta situación.
Por último, durante estos casi treinta años el movimiento magisterial se ha aislado gravemente del conjunto del movimiento obrero. Estos años de negociación hicieron al movimiento magisterial autocomplaciente, despreocupado por el futuro a largo plazo y egoísta con respecto a las luchas obreras. Cuando el Sindicato Mexicano de Electricistas languidecía después de que el ex presidente Felipe Calderón decretara la extinción de la paraestatal energética Luz y Fuerza del Centro, la CNTE apenas y se inmutó, hoy el SME le hace falta para triunfar. Pero quizás eso no es lo peor, sino que cuando una de sus secciones fue atacada por el gobierno, el resto de las secciones no se movilizaron. En 2006, justo cuando el Estado descargaba toda su fuerza contra la sección XXII, el resto de las secciones no hicieron absolutamente nada que realmente pudiera detener la represión. En 2013, cuando la CETEG se desangraba en los enfrentamientos callejeros, la CNTE tampoco se movilizó seriamente, meses después pagó cara su desidia. Hoy día, las secciones se movilizan sin un plan de acción conjunto que movilice la poderosa fuerza del magisterio nacional.
En aras de sobrevivir al inmisericorde ataque de la burguesía y del Estado, la bases de la CNTE deben, de una vez por todas, corregir los errores que han arrastrado durante años. Es necesario romper con la “estrategia” de la negociación, con el burocratismo de la dirección y con el gremialismo sindical. Lo que necesita la CNTE para triunfar es una estrategia de clase.
CÓMO VENCER
Es necesario detener las estructuras productivas. Es obvio que el gremio magisterial no puede parar la producción, los maestros no trabajan en plantas, refinerías o puertos. Sin embargo, no hay otra forma de golpear a la burguesía y al Estado. Los paros magisteriales podrán ser muy escandalosos pero no afectan el funcionamiento de la economía y, por lo tanto, tampoco afectan el funcionamiento del aparato estatal ni los bolsillos de los capitalistas que están interesados en la imposición de las Reformas Estructurales y para los cuales trabaja el Estado. Es entonces necesario que los maestros se enfoquen en extender su movimiento a los sectores clave del movimiento obrero. Hoy en día hay un puñado de sindicatos democráticos industriales: los sindicatos de Volkswagen, DINA, Nissan y Honda podrían movilizarse si se impulsa una intensa campaña de agitación por parte de las bases del magisterio. Es indispensable que el magisterio se organice junto con los trabajadores petroleros que han sido golpeados duramente por la Reforma Energética. Estos obreros del crudo quieren luchar, lo están haciendo, pero carecen de organizaciones democráticas para poner en acción su estratégica fuerza. Los maestros en huelga podrían ayudar a organizar a estos trabajadores y a poner en acción su capacidad de cerrar la llave del petróleo. El MMPV en Veracruz es clave para hacer realidad esta posibilidad. También están los mineros metalúrgicos, los cuales han protagonizado intensas batallas por sacar a la charra CTM de las minas. En meses pasados, la valiente sección 271, del puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, le propinó una buena paliza a la patronal que pretendía dejar en la calle a cientos de sus agremiados. Por supuesto, está el gremio de telefonistas; recientemente las bases de este sector se han agitado por la actitud entreguista del neo charro Hernández Juárez. El 23 de junio los trabajadores de la Salud salieron masivamente a las calles de todo el país para exigir mejoras sustanciales en sus condiciones de trabajo, mejoras que el capitalismo no puede ofrecer. Es indispensable que el magisterio sume a su causa a todos esos médicos y los organice para sabotear la normalidad capitalista.
La CNTE, por su tamaño y por su tradición de lucha, podría convertirse en un catalizador de todas estas luchas aisladas y poco organizadas. Podría unir a todos estos obreros y golpear con un solo puño al Estado. Pero para hacerlo posible, el movimiento huelguístico del magisterio necesita democratizar su propia lucha. No puede quedar en manos de un reducido e incompetente grupo que carece de todas las aptitudes necesarias para dirigir.
Como en cualquier lucha huelguística, es necesario crear un Comité de Huelga con representantes elegidos democráticamente por la base y revocables en cualquier momento por ella. Un Comité Nacional de Huelga masivo que organice la lucha en cada rincón del país; que emprenda brigadas masivas de agitación a nivel nacional para reclutar a los obreros a la más grande lucha emprendida en los últimos 50 años; que envíe legiones de maestros a todas las universidades para convencer a estudiantes, maestros y trabajadores universitarios a defender, aquí y ahora, la educación pública y gratuita; que organice olas de profesores que inunden los hospitales y clínicas públicas para organizar a los trabajadores de la salud.
Las bases del magisterio deben aprovechar la experiencia acumulada en las luchas de 2006 y 2013. Sólo una organización democrática pero centralizada de la lucha puede planear la toma efectiva de los medios de comunicación, de la infraestructura productiva y enfrentar eficazmente la represión del Estado. Las estaciones eléctricas, los pozos petroleros, las refinerías, los complejos petroquímicos y los edificios de telecomunicaciones pueden ser tomadas al mismo tiempo que se agita a la masa de trabajadores que ahí labora a sumarse a la lucha. Los medios de comunicación locales pueden ser tomados temporalmente si se planea de forma adecuada. Las fuerzas del Estado no son invencibles, han sido derrotadas muchas veces por la fuerza organizada de trabajadores, estudiantes y campesinos. Esta no debe ser una lucha del gremio magisterial, debe ser una lucha de toda la clase obrera, de todos los explotados y oprimidos de este país.
En resumen, las tareas concretas del magisterio deben ser las siguientes:
● Democratización de la Coordinadora: sustituir a
esta dirigencia negociadora e incapaz por una combativa y con conciencia de clase.
● La extensión de la huelga magisterial a todos los sectores productivos, a través de la creación de un Comité Nacional de Huelga que se encargue de agitar masivamente a todos los trabajadores de sectores estratégicos, así como de la organización de brigadas a centros estudiantiles que puedan construir una huelga nacional del sector educativo.
Éste es el único camino. En la actual guerra de clases, la era de la negociación ha terminado■
Izquierda Revolucionaria Internacionalista
“Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”
Contra las ilusiones en la “negociación”, contra la burocratización seccional y contra el gremialismo sindical
Los hechos del pasado 19 de junio muestran con toda claridad una cosa: que el Estado quiere liquidar a la CNTE política y físicamente, matando y encarcelando a quien sea necesario. Eso quiere decir que el Estado ha cambiado la dinámica de la lucha de clases y que, si antes era posible arrancarle a través de la lucha algunos derechos y concesiones, hoy en día esto es imposible. Si el corporativismo mexicano ocupaba zanahorias y garrotes, las zanahorias ya se acabaron. Eso es, a fin de cuentas, la crisis capitalista. Los empresarios que ordenaron la Reforma Educativa no están dispuestos a posponerla un segundo más porque no están dispuestos a perder un solo centavo. Antes podían darse ese lujo; hoy la realidad es distinta. Este es el fin de un largo ciclo en el cual la dominación de clases permitía la concesión de algunos derechos a cambio de obediencia política. Hoy la obediencia política es el único lado de la ecuación y la respaldan los rifles R-15 que el 19 de junio asesinaron a diez personas en Oaxaca.
Durante más de treinta largos años la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), sobre todo sus secciones más sólidas, Chiapas, Michoacán, Guerrero y Oaxaca han conducido sus luchas bajo la premisa movilización-negociación-movilización. Con esta fórmula sindicalista los trabajadores de la educación lograron algunas ventajas temporales que ahora se desvanecen entre sus manos. Pero la “estrategia” negociadora pertenece al pasado, ya ha sido enterrada y quienes la han sepultado son las élites dominantes que han aprobado las Reformas Estructurales, las cuales no están dispuestas a negociar. Desde 2013 que fueron aprobadas el grueso de las reformas, las élites gobernantes han afirmado en las palabras y en los hechos que no habrá tregua.
Esta intransigencia en la imposición de las Reformas Estructurales obedece a un ciclo concreto del capitalismo por el que atraviesa la economía mundial: los mercados de consumo se estrechan, la tasa de ganancia disminuye y el endeudamiento de los estados nacionales crece. Por un lado, estas condiciones económicas obligan al capital a tomar medidas drásticas para bajar los salarios de la clase obrera, los cuales sólo pueden reducirse aumentando el ejército de desempleados. Es por esto que tanto la Reforma Laboral como la Reforma Educativa plantean fáciles mecanismos para despedir a miles de trabajadores. Por otro lado, impone la privatización de las industrias estatales y de las instituciones de seguridad social, de esta forma las áreas de energía, educación y salud se abren a la inversión de capital privado. La Reforma Educativa es un doble negocio: reducirá los salarios de todos los trabajadores en su conjunto y convertirá la educación en un gran negocio privado. Si entendemos esto, entendemos también que las mesas de negociación instauradas por el gobierno después de los enfrentamientos en Oaxaca son una ilusión, un engaño para niños, una sucia táctica para enfriar los ánimos, bajar la marea y la moral de los combatientes, para que sea el tiempo y no el fuego lo que desgaste las barricadas. Los días pasan y los maestros siguen sin cobrar sus sueldos, las cuentas de la Coordinadora siguen cerradas. La negociación tiene el único y exclusivo objetivo de preparar el escenario para una nueva entrada de la correlación de fuerzas que le permitirá al Estado un triunfo seguro. Lo que medie entre el 19 de junio y el fin de las negociaciones será una parodia de lo que medió entre el 2 y el 25 de noviembre de 2006, pero con resultados mucho más trágicos. En esta ocasión, están en juego la supervivencia misma de la CNTE y la vida de muchos de sus agremiados.
Es entonces inaceptable que la dirigencia de la CNTE crea que se puede presionar a los políticos burgueses para que negocien. Es necesario arrojar por la borda la “estrategia” movilización-negociación-movilización porque siembra la confusión y el desgaste que inevitablemente conducen a la derrota. De hecho, el Estado ya lo hizo, sólo la dirigencia sigue creyendo en su existencia. Esta es una lucha frontal contra la clase capitalista y su Estado represivo, por lo tanto, no hay lugar para el diálogo o la negociación, ellos no lo quieren y lo demostraron el 19 de junio. Lo que hay que hacer es imponer la voluntad del pueblo obrero. Hay que buscar y organizar las fuerzas necesarias para echar abajo las Reformas Estructurales.
Uno de los peores males que ha heredado la “estrategia” negociadora es la burocratización de las secciones sindicales democráticas. Los miembros actuales de la dirección del magisterio democrático no han sido elegidos por su audacia en la lucha o por su capacidad intelectual, sino por negociaciones y acuerdos entre los grupos al interior de la CNTE que se disputan los cargos y las ventajas que conllevan. Estos dirigentes están completamente incapacitados para dirigir cualquier lucha. Es importante señalar que sin una dirección combativa y con un plan de acción claro es imposible triunfar en esta batalla. Es necesario, es urgente, terminar con esta situación.
Por último, durante estos casi treinta años el movimiento magisterial se ha aislado gravemente del conjunto del movimiento obrero. Estos años de negociación hicieron al movimiento magisterial autocomplaciente, despreocupado por el futuro a largo plazo y egoísta con respecto a las luchas obreras. Cuando el Sindicato Mexicano de Electricistas languidecía después de que el ex presidente Felipe Calderón decretara la extinción de la paraestatal energética Luz y Fuerza del Centro, la CNTE apenas y se inmutó, hoy el SME le hace falta para triunfar. Pero quizás eso no es lo peor, sino que cuando una de sus secciones fue atacada por el gobierno, el resto de las secciones no se movilizaron. En 2006, justo cuando el Estado descargaba toda su fuerza contra la sección XXII, el resto de las secciones no hicieron absolutamente nada que realmente pudiera detener la represión. En 2013, cuando la CETEG se desangraba en los enfrentamientos callejeros, la CNTE tampoco se movilizó seriamente, meses después pagó cara su desidia. Hoy día, las secciones se movilizan sin un plan de acción conjunto que movilice la poderosa fuerza del magisterio nacional.
En aras de sobrevivir al inmisericorde ataque de la burguesía y del Estado, la bases de la CNTE deben, de una vez por todas, corregir los errores que han arrastrado durante años. Es necesario romper con la “estrategia” de la negociación, con el burocratismo de la dirección y con el gremialismo sindical. Lo que necesita la CNTE para triunfar es una estrategia de clase.
CÓMO VENCER
Es necesario detener las estructuras productivas. Es obvio que el gremio magisterial no puede parar la producción, los maestros no trabajan en plantas, refinerías o puertos. Sin embargo, no hay otra forma de golpear a la burguesía y al Estado. Los paros magisteriales podrán ser muy escandalosos pero no afectan el funcionamiento de la economía y, por lo tanto, tampoco afectan el funcionamiento del aparato estatal ni los bolsillos de los capitalistas que están interesados en la imposición de las Reformas Estructurales y para los cuales trabaja el Estado. Es entonces necesario que los maestros se enfoquen en extender su movimiento a los sectores clave del movimiento obrero. Hoy en día hay un puñado de sindicatos democráticos industriales: los sindicatos de Volkswagen, DINA, Nissan y Honda podrían movilizarse si se impulsa una intensa campaña de agitación por parte de las bases del magisterio. Es indispensable que el magisterio se organice junto con los trabajadores petroleros que han sido golpeados duramente por la Reforma Energética. Estos obreros del crudo quieren luchar, lo están haciendo, pero carecen de organizaciones democráticas para poner en acción su estratégica fuerza. Los maestros en huelga podrían ayudar a organizar a estos trabajadores y a poner en acción su capacidad de cerrar la llave del petróleo. El MMPV en Veracruz es clave para hacer realidad esta posibilidad. También están los mineros metalúrgicos, los cuales han protagonizado intensas batallas por sacar a la charra CTM de las minas. En meses pasados, la valiente sección 271, del puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, le propinó una buena paliza a la patronal que pretendía dejar en la calle a cientos de sus agremiados. Por supuesto, está el gremio de telefonistas; recientemente las bases de este sector se han agitado por la actitud entreguista del neo charro Hernández Juárez. El 23 de junio los trabajadores de la Salud salieron masivamente a las calles de todo el país para exigir mejoras sustanciales en sus condiciones de trabajo, mejoras que el capitalismo no puede ofrecer. Es indispensable que el magisterio sume a su causa a todos esos médicos y los organice para sabotear la normalidad capitalista.
La CNTE, por su tamaño y por su tradición de lucha, podría convertirse en un catalizador de todas estas luchas aisladas y poco organizadas. Podría unir a todos estos obreros y golpear con un solo puño al Estado. Pero para hacerlo posible, el movimiento huelguístico del magisterio necesita democratizar su propia lucha. No puede quedar en manos de un reducido e incompetente grupo que carece de todas las aptitudes necesarias para dirigir.
Como en cualquier lucha huelguística, es necesario crear un Comité de Huelga con representantes elegidos democráticamente por la base y revocables en cualquier momento por ella. Un Comité Nacional de Huelga masivo que organice la lucha en cada rincón del país; que emprenda brigadas masivas de agitación a nivel nacional para reclutar a los obreros a la más grande lucha emprendida en los últimos 50 años; que envíe legiones de maestros a todas las universidades para convencer a estudiantes, maestros y trabajadores universitarios a defender, aquí y ahora, la educación pública y gratuita; que organice olas de profesores que inunden los hospitales y clínicas públicas para organizar a los trabajadores de la salud.
Las bases del magisterio deben aprovechar la experiencia acumulada en las luchas de 2006 y 2013. Sólo una organización democrática pero centralizada de la lucha puede planear la toma efectiva de los medios de comunicación, de la infraestructura productiva y enfrentar eficazmente la represión del Estado. Las estaciones eléctricas, los pozos petroleros, las refinerías, los complejos petroquímicos y los edificios de telecomunicaciones pueden ser tomadas al mismo tiempo que se agita a la masa de trabajadores que ahí labora a sumarse a la lucha. Los medios de comunicación locales pueden ser tomados temporalmente si se planea de forma adecuada. Las fuerzas del Estado no son invencibles, han sido derrotadas muchas veces por la fuerza organizada de trabajadores, estudiantes y campesinos. Esta no debe ser una lucha del gremio magisterial, debe ser una lucha de toda la clase obrera, de todos los explotados y oprimidos de este país.
En resumen, las tareas concretas del magisterio deben ser las siguientes:
● Democratización de la Coordinadora: sustituir a
esta dirigencia negociadora e incapaz por una combativa y con conciencia de clase.
● La extensión de la huelga magisterial a todos los sectores productivos, a través de la creación de un Comité Nacional de Huelga que se encargue de agitar masivamente a todos los trabajadores de sectores estratégicos, así como de la organización de brigadas a centros estudiantiles que puedan construir una huelga nacional del sector educativo.
Éste es el único camino. En la actual guerra de clases, la era de la negociación ha terminado■
Izquierda Revolucionaria Internacionalista
“Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”